domingo, 16 de junio de 2013

¿Por qué Crystal Castles?





Crystal Castles es la voz de la partícula anómala de la sociedad, de los excluidos de siempre, marginadas, inadaptados, apartadas, enfermos. Los olvidados de la historia.
Hacen eco a esos aspectos de la vida moderna que muchos pasan de largo. Lo que diluyen sus canciones, lo que dejan al descubierto es la vulnerabilidad de la existencia, algo efímero, un golpe violento, exultante de pasión autodestructiva. Una explosión de un Todo que reúne muchos aspectos humanos, las converge en un Todo ¿qué es? violencia, pasión, odio, agresión, vacío, ausencia, cólera, sexo, angustia, tristeza, rencor, frustración, melancolía, soledad y desamor. Pero nunca separados, sin dividir uno del otro, como si el lenguaje escrito o hablado no existiera, se dejan llevar por el movimiento del sonido, las palabras pueden o no ser circunstanciales, como si entre: odio, sexo y tristeza no hubiera una diferencia más allá de las letras que las componen, como si fueran una misma cosa, como una mezcla de colores que los han separado para diferenciar el rojo del verde, el azul del violeta. Todo esto es el material, los elementos que componen el vomito del dúo




Una de las peculiaridades, que las diferencia de otras bandas, es que canalizan este Todo mediante el cuerpo. Es el cuerpo quién toma el mando, se hace con la persona, el pensamiento critico queda suspendido a merced del baile frenético que despiertan sus canciones. El ejemplo más notable de esto es la canción que los hizo famosos, Alice Practice, como manifestación de toda una corriente, flujos, que dejan ver el estado, la situación de los padecimientos actuales. 
Tampoco se debe confundir, lo que hay en el fondo, lo que radica en él, no son sentimientos desesperanzadores, sino un fuerte deseo de vida pero en todas sus dimensiones, nutrir nuestras vidas de sensaciones exuberantes, llenas de goce atravesadas por la carne, sin ocultar todas las frustraciones con las cuales viene aparejada la existencia. Es agarrar toda la mierda que tu voluntad, la de los demás y el azar te han dado y bailar.
El sonido anarquista de los excluidos hace carne en la pequeña Alice Glass y en los arreglos de Ethan Kath, para llevarnos a su castillo donde sentirnos inseguros.









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